De oficina a vivienda turística
Cambio de uso, de oficinas a vivienda turística. Licencias, permisos, normativas.
Superada esa etapa, la siguiente nos tenía que conducir a lograr resultado de amplitud y funcionalidad, sin olvidar un aire de calma, confort y estética. Y con espacios para la intimidad. A por ello. A tirarlo todo, lienzo en blanco, partamos de cero.
¿Qué necesitan personas de los 5 continentes para sentirse como en casa aquí? Todo un mundo en 90 m2. Y con muchos aspectos legales y de practicidad a tener en cuenta. Asesorarse con buenos profesionales lo hace todo más fácil.
Los propietarios tenían claro que querían una buena reforma, que cualquier cambio posterior no sufriera un uso de este tipo, que todo funcionara a la perfección y que los que vinieran lo disfrutaran de verdad. En los elementos de decoración debíamos de tener algo más de cuidado. Sin problemas, las posibilidades en el mercado son infinitas.
Todo gira alrededor de un espacio común. Uno en el sofá, otro en el comedor con la tablet, ella en la barra con un zumo y él en la cocina, organizando una fantástica cena. Juntos pero no revueltos. O una fantástica cena para todos. Se ideó una gran separación en cristal y hierro forjado en el salón, creando un lugar polivalente: puertas abiertas y sigue siendo salón; puertas cerradas, cortinones cerrados, sofá cama, ahora dormitorio; unos leen y otros ven una película, 2 salones.
Un dormitorio en suite, otro independiente, revestimientos que aportan identidad y ambiente, dos baños cómodos, uno tiene que tener bañera, pero también ducha; dormir bien es importante, también en vacaciones. Vamos a permitirles crear ambientes con las luces, un sitio para leer o ver la vida del Boulevard desde el mirador, al que se accede a través de un arco de espejo que multiplica las perspectivas. Todo pensado para hacer de este lugar su casa, independientemente del tiempo de la estancia.